viernes, 14 de julio de 2017

LAWRENCE ANYWAYS



Escrito por  Luis Roca Jusmet


 Xavier Dolan es un sorprendente directo canadiense. Sorprendente por su juventud  ( nacido en 1989 ) y por la singularidad y madurez con que trata problemáticas más que espinosas.
 En este caso hay dos temas yuxtapuestos, el del amor imposible y el de de transexualidad que podemos considerar la problemática nuclear de la película porque condiciona totalmente la anterior. El tema de la transexualidad oscila socialmente entre la intolerancia y la tolerancia por la via de la banalización. Con esto último quiero decir que se acaba diciendo : " soy una mujer con el cuerpo de un hombre" como un enunciado normalizado. Pero que si se profundiza algo se desmonta esta afirmación. ¿ Qué quiere decir "ser una mujer". De hecho, la identidad se basa en identificaciones y en la continuidad que les da nuestra memoria, más allá de la identidad corporal que permanece a partir de los cambios. Si anatómica Lawrence es un hombre, entonces tiene una serie de identificaciones que le hacen "ser mujer". Lo cual quiere decir que se identifica con una serie de imágenes estereotipadas de mujer. Imágenes que, por ejemplo, las feministas rechazan como encorsetamientos culturales. A Lawrences parece que también le molesta su pene. Pero tampoco consta que se opere. es decir, que pase del travestismo al transgénero. Le molesta pero lo utiliza. Y sexualmente desea a las mujeres y su amor imposible es Fred, una mujer. No parece que Lawrence tenga un delirio, ni siquiera un perverso. Parece un histérico que necesita teatralizar, dramatizar, "ser otro" más que ser una mujer. La película, entre otras virtudes, tiene la de presentar un caso complejo de transexualidad. Tenemos después un insólito amor imposible. El de una mujer por un hombre que quiere ser mujer. No se trata de querer " a la persona" porque en el sexo no hay personas, hay cuerpos que nos atraen. Y es como si la atracción de Fred, que por otra parte tiene un componente físico fundamental, fuera más allá de sus extravagancias. 
 El filme me parece muy interesante por su temática y la puesta en escena ( música, cámara lenta) crea unos efectos estimulantes que contrastan con las pasiones tristes que envuelven a los actores. Falta dar más consistencia a algunos personajes, como el padre y profundizar más en la relación con la madre. Pero es una película relevante, con fuerza, que te sacude. Se le pueden perdonar algunos efectismos porque se nota que el director tiene algo que decir, algo con lo que interpelarnos. La genial interpretación de Melvil Poupaud y de Suzanne Clément van en esta dirección.

miércoles, 12 de julio de 2017

PERSONAL SHOPPER





Escrito por Luis Roca Jusmet

 Oliver Assayas ( 1955) es un director francés experimentado, que tiene en su filmografía películas más o menos interesantes y el destacable montaje sobre el encuentro entre François Truffaut y Alfred Hitchcock. Seguramente es esta su película más personal, singular y mejor acabada. Y hay, en ella, por cierto, algunos guiños hacia Hitchcock, aunque ciertamente siga más la influencia del cine de David Lynch, aunque menos arriegado que él.
 La película reconstruye el imaginario de una joven estadounidense llamada Maureen, que viaja a París para recibir una señal de su hermano gemelo, Leslie, recientemente fallecido por un problema genético en el corazón a los 26 años. Ambos se consideraban mediums, con capacidad para captar presencias invisibles para los otros. Este era su imaginario compartido. Y cuando digo imaginario me refiero al conjunto de imágenes ( con sus significaciones respectivas) a través de las cuales vemos y sentimos el mundo. Imaginario que se estructura en forma de discurso pero que tiene una base no racional. Maureen ha perdido a su hermano y vive el duelo a partir de este imaginario que le hace entender que debe esperar algo, una manifestación suya. Maureen, por otra parte, vive un trabajo alienante y lo vive mal. Esta situación de espera la hace receptiva a la aparición de un personaje enigmático que la llama desde el móvil y que es capaz de conectar con fantasías oscuras. Se mezclan entonces varias historias : el duelo, la esperanza, la decepción, el deseo...
 El realizador consigue una atmósfera donde ( a modo de los maestros Hitchcock y Lynch) lo cotidiano se vuelve siniestro, es decir lo familiar adquiere unos rasgos perturbadores e inquietantes. Sabe conjugar bien la ambigüedad entre presentar las experiencia de Maureen como parte de su mundo, sin definirse sobre si forman parte de su fantasías o es una realidad paranormal. 
 Buena dirección, buen guión, buena interpretación, buena música, buena fotografía. Buen Cine, en definitiva.

viernes, 7 de julio de 2017

STEFAN ZWEIG : ADIÓS A EUROPA




 Escrita por Luis Roca Jusmet

 Para mí, lo peor de una película es que sea previsible. Porque es lo que hace que no te sorprenda, que no te inquiete, que no te sacuda. 
Hablo, por supuesto, del cine que es algo más que un buen entretenimiento, lo cual también cuesta y tiene su valor.
 Al ir a ver lo que pensaba que sería una biografía de Stefan Zweig, temía encontarme con una biografía edificante del personaje y esto es lo que me marcaba una cierta reserva.
Pero me encuentro con un filme que me descoloca y me impacta, que está constituido por un conjunto de fragmentos, dispersos en el espacio y en el tiempo, de los últimos años de la vida del escritor. Brasil, Buenos Aires,New York y vuelta a Brasil. El recorrido de un exilio que es, sobre todo, un exilio interior.
 Lo que sugieren los diferentes escenarios es que Stefan Zweig no encuentra su lugar en el mundo como exiliado. Él mismo se niega representar el papel del escritor represaliado y homenajeado como resistente. Hay una especie de pudor que le impide a Zweig mantener esta posición. No es cobardía ni pusilanimidad, como afirma el periodista judío norteamericano. Tampoco es la falsa neutralidad del que lo mira todo desde su superioridad moral. Es que Stefan Zweig no quiere hablar para la galería, no quiere decir lo que se le quiere oír porque capta una especie de impostura generalizada. Es como si viera que es todo un mundo, Europa ( el mundo de ayer, como diría en su excelente libro con este título), el que está cayendo. Y que todos participan, en Europa, con más o menos responsabilidad, en el desastre que se va consumando.
 Es enigmático el suicidio compartido de Stefan Zweig y de su joven segunda mujer, Lotte. Es como si la película presentara diferentes imágenes del proceso que lleva a este final. Pero es un proceso sin drama. Stefan Zweig tiene un libro, muy interesante, que se llama "La lucha contra el demonio." En él contrapone la fuerza constructiva y centrípeta de Goethe a la destructiva y centrífuga de Nietzsche, Holderlin y Von Kleist. El primero sabe utilizar su genio para construir un carácter, para encontrar este lugar en el mundo. En los segundos su genio es destructivo, su fuerza es centífuga y les conduce a la locura y al suicidio. En realidad Zweig pertenece a los primeros y no a los segundos. Pero al cumplir los sesenta años se da cuenta de que está demasiado cansado. No puede reinventarse, por utilizar esta expresión actual, porque no le quedan fuerzas. Su mujer, joven pero enferma, va entrando en una depresión progresiva, como expresa su mirada. No quieren continuar viviendo, simplemente. Su desesperación es justamente esta, la de los que ya no esperan nada de la vida.
 La dirección de María Schrader me parece sensacional. Tiene una sobriedad combinada con una fuerza que te arrastra en todo momento.
La interpretación de Josef Hader es también extraordinaria, como la del resto del reparto. La música... todo nos acompaña en una viaje que, aunque no sea agradable, vale la pena hacer.