miércoles, 12 de julio de 2017

PERSONAL SHOPPER





Escrito por Luis Roca Jusmet

 Oliver Assayas ( 1955) es un director francés experimentado, que tiene en su filmografía películas más o menos interesantes y el destacable montaje sobre el encuentro entre François Truffaut y Alfred Hitchcock. Seguramente es esta su película más personal, singular y mejor acabada. Y hay, en ella, por cierto, algunos guiños hacia Hitchcock, aunque ciertamente siga más la influencia del cine de David Lynch, aunque menos arriegado que él.
 La película reconstruye el imaginario de una joven estadounidense llamada Maureen, que viaja a París para recibir una señal de su hermano gemelo, Leslie, recientemente fallecido por un problema genético en el corazón a los 26 años. Ambos se consideraban mediums, con capacidad para captar presencias invisibles para los otros. Este era su imaginario compartido. Y cuando digo imaginario me refiero al conjunto de imágenes ( con sus significaciones respectivas) a través de las cuales vemos y sentimos el mundo. Imaginario que se estructura en forma de discurso pero que tiene una base no racional. Maureen ha perdido a su hermano y vive el duelo a partir de este imaginario que le hace entender que debe esperar algo, una manifestación suya. Maureen, por otra parte, vive un trabajo alienante y lo vive mal. Esta situación de espera la hace receptiva a la aparición de un personaje enigmático que la llama desde el móvil y que es capaz de conectar con fantasías oscuras. Se mezclan entonces varias historias : el duelo, la esperanza, la decepción, el deseo...
 El realizador consigue una atmósfera donde ( a modo de los maestros Hitchcock y Lynch) lo cotidiano se vuelve siniestro, es decir lo familiar adquiere unos rasgos perturbadores e inquietantes. Sabe conjugar bien la ambigüedad entre presentar las experiencia de Maureen como parte de su mundo, sin definirse sobre si forman parte de su fantasías o es una realidad paranormal. 
 Buena dirección, buen guión, buena interpretación, buena música, buena fotografía. Buen Cine, en definitiva.

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