Blog de Luis Roca Jusmet en el que quiere expresar una mirada filosófica personal de la narrativa cinematográfica y comentarios a trabajos interesantes sobre el tema. Abierto a todos los comentarios
Escrito por Luis Roca Jusmet "Delitos y faltas" me parece la mejor película de Woody Allen. Trata de dos historias paralelas que tienen como punto de connexión la comunidad judía de New York y un personaje secundario que tiene que ver tangencialmente con las dos historias. La primera historia es la de Judah, interpretado por un memorable Martin Landau. Un oftalmólogo de prestigio, padre de una familia burguesa aparentemente ideal, que se encuentra frente a un dilema moral asi hamleniano. El dilema moral es si asumir la responsabilidad de sus actos y confesar a su mujer que tuvo una amante o liquidar a esta amante. Aunque tuvo una educación religiosa estricta actualmente es un escéptico. Pero le queda el principio moral básico de respeto al otro. Esto hace que se sienta culpable de la decisión de eliminar al otro. El dilema moral es dramático y no trágico. Porque la tragedia es inexorable mientras que en el drama es uno mismo el que aparece como actor de los acontecimientos. Es la angustia del hombre moderno. La combinación de la culpa y el miedo parece que le conducen a una situación insostenible. Contrasta con su hermano, que es el perdedor, el malo, el mafioso. Pero vemos que su hermano, Jack, tiene unos principios éticos del que él carece. Estos principios son : la lealtad al otro, la palabra y la necesidad de no evadirse del mundo real, de dar la cara y no evadirse. No es una moral que le obligue respecto a los otros, porque es él el que propone matar a su amante. Pero Jack desprende, paradójicamente, de algo sólido de lo que Judah carece: autenticidad. Judah se muestra finalmente como lo que es : un hombre ambicioso y sin principios, cuyo único ideal es una vida confortable y un reconocimiento social. Por otra parte tenemos a Clifford, interpretado por Woody Allen. Es un perdedor con pretensiones de luchar contra la injusticia. Pero en realidad es un oportunista que vive de su mujer y que solo busca su satisfacción personal, ya que solo está pendiente de sí mismo. A pesar de ello hay otro aspecto que presenta y que nos enternece, que es el de su humanidad. A través de su fragilidad y de su lucidez parece mostrar mejor que cualquier otro el aspecto más propio del ser humano : este deseo indestructible que nunca queda satisfecho, estas contradicciones del hombre mdoerno que le caracterizan. Frente a estos dos personajes, Ben ( amigo del primero y cuñado del segundo) representa la solidez de un creyente, con firmes convicciones sobre el orden moral del mundo, que le le permiten llevar con estoicismo su enfermedad y aser considerado y compasivo con los otros. El problema que plantea la película es, en definitiva, si es posible una moral sin religión. La respuesta parece ser que no. Hay un segundo mensaje, muy freudiano, sobre la imposibilidad de la felicidad en el ser humano. Pero al mismo tiempo conlleva un cierto mensaje consolador, que viene a decir la vida puede ser soportable a partir de las cosas cotidianas que nos producen una mínima satisfacción. Pero cuando falta el calor que da sentido y valor a nuestra existencia, entonces no hay mejor opción que el suicidio. Sin razones, como el papel que deja el profesor diciendo simplemente "me voy". Hay otras muchas aportaciones, como una excelente descripción del amor por parte del viejo filósofo, en la que dice que buscamos en el enamorado una de las figuras que quisimos en la infancia, pero sin sus defectos. Es decir, la imposibilidad de una repetición que se niega a sí misma. Me parece igualmente interesante la frase de Allen cuando dice que en su barrio eran demasiado pobres como para pensar en suicidarse. Mensaje bastante escéptico, diría, de un Woody Allen en uno de sus mejores momentos. Me parece una de las películas más freudianas que he visto.Todo muy mesurado, sin excesos, con un ritmo bien sostenido y un resultado que me parece genial.
Escrito por Luis Roca Jusmet Una película
fuerte, dura, intensa. Una tragedia moderna en la que aparecen temas de
Antígona y de Edipo rey. Remezclados, replanteados, actualizados. Pero
también una crítica a la identidad única que conduce al sectarismo y a
la violencia, a una violencia que se retroalimenta por el odio y la
venganza. Finalmente una reflexión moral sobre la crudeza del deber y el
sentido de la verdad. La
historia empieza en el Canadá contemporáneo. Dos hermanos mellizos
acuden a la lectura del testamento de su madre. Lo lee el notario para
el que trabajó su madre durante años y a la que apreciaba mucho. hacía
unos días había tenido inesperadamente un colapso en la piscina donde se
bañaba y le había expresado su última voluntad. Es la condición para
ser enterrada con su nombre y no desparecer en el olvido. Deben ir al
Líbano a buscar a su padre ( al que creían muerto) y a su hermano ( del
que ni siquiera conocían la existencia) y entregarles una carta a cada
uno de ellos. El imperativo es categórico. La hija acepta y el hijo se
resiste: no va hasta que su hermana se lo requiere en términos
igualmente imperativos. La
hija hace un recorrido paralelo al de la madre por las tierras del
Líbano. El trayecto de la madre es el trayecto del horror : su familia
mata a su amante y le separa brutalmente de su hijo, su comunidad
religiosa mata sin piedad a mujeres y niños, es torturada y violada
sistemáticamente durante quince años. El viaje de los hijos es un viaje
al horror desde el imaginario. El cuerpo que sufre es lo real, la mente
que imagina el sufrimiento es una reminiscencia de lo real. Pero el
auténtico horror al que son conducidos los hijos en su terrible
itinerario es al horror de su origen. Y este viaje arrastra a otra
persona : el dos es uno, el padre que es el hermano. Saberse los frutos
de la violación de su hermano hacia su madre. Como una versión todavía
más espeluznante del mito de Edipo, él no sabía nada. Cuando lo sabe, al
contrario, que el Edipo, puede soportarlo. Hay
dos preguntas en la película. La primera es sobre la muerte de la
madre. La madre muere por lo que le aparece como insoportable. Lo
insoportable es volver a ver al hijo-violador en lo cotidiano. Es como
si la pesadilla de lo pasado entrara en la normalidad del presente. Es
como si ella hubiera podido soportar lo más terrible en su cuerpo
viviéndolo como un sueño. La mujer canta para alejar de la conciencia lo
que ocurre, es como si su mente estuviera en otro lugar. Pero en este
reencuentro no hay salida y esto es lo que produce el colapso. La
segunda pregunta tiene que ver con el deseo último de la madre. Es como
una ley arcaica ( un deseo diría Lacan) similar al de Antígona. Algo
más fuerte que los sentimientos y la razón, un deber que arrasa con todo
y con todos. Una manifestación terrible del imperativo kantiana de que
la moral nos conduce a hacer lo que debemos, más allá de las
convenciones, de los cálculos o de los sentimientos. Evidentemente
hay en esta extraordinaria película otro elemento que no podemos
olvidar. la denuncia de la identidad única del fundamentalismo que solo
conduce al odio y a la violencia ,más destructora. Estas
y otras muchas cosas pueden decirse de esta extraordinaria y singular
película del director canadiense Denis Villeneuve. Sin concesiones nos
enfrenta a lo más siniestro de los humanos.
"La caja de
música", al margen de ser una de las mejores películas de un gran
director ( Costa-Gravas) y de una excelente actriz ( Jessica Lange) es
sobre todo una de las películas que tratan mejor tres problemáticas
filosóficas de peso : la argumentación jurídica, el razonamiento moral y
el problema del mal. Argumentación
jurídica. Aquí me refiero a la argumentación sobre la culpabilidad/no
culpabilidad y no sobre la pena, una vez determinada la culpabilidad. En
un juicio no hay normalmente una percepción compartida del delito. Es
decir, no podemos aplicar la teoría de la verdad como adecuación. Esta
sería decir : X es culpable porque un conjunto de personas fiables han
visto como cometía el delito. En este caso no hay argumentación o en
todo caso, si la hay, es sobre la fiablidad de lo que dicen los que
afirman haber visto la acción delictiva. Normalmente hay una
argumentación. No es nunca una argumentación deductiva, sino no
deductiva. Es decir, es una argumentación por coherencia en la que si
sabemos que cada premisa es verdad, entonces el conjunto nos hace pensar
que es muy probable, casi seguro, que sea culpable. Fíjémonos que no
culpable quiere decir que las probabilidades de culpabilidad no son
suficientes, no que sea más probable que sea inocente. En el caso de la
película Miska es acusado de haber cometido varios crímenes horribles
hace 40 años, cuando pertenecía a la sección especial, la Cruz Flechada, grupo húngaro similar a la Gestapo alemana.