sábado, 1 de noviembre de 2014

MYSTIC RIVER











  Escrito por Luis Roca Jusmet    

Hace años vi la película Mystic River.  Me entusiasmó, aunque el final no dejó de provocarme un cierto malestar. Ahora la he vuelvo a ver y lo he hecho desde una distancia brechtiana. La primera vez lo hice con una identificación artaudiana : dejarme llevar por la pasión, por los fuertes sentimientos que dominan la película y que te atrapan. Quizás, con tiempo y paciencia, sea un buen ejercicio para ver una buena película. La cuestión es que la distancia, en este caso, me ha provocado una reacción contraria a la de la primera visión: desagrado.
Jacques Rancière realiza un comentario muy interesante en su artículo "El giro ético de la estética y de la política " 
( En El malestar de la estética, Clave intelectual, 2012). 
 Dice así:
" El término Justícia infinita (  utilizado por Georges Bush hijo para definir la lucha contra el mal) hizo que algunos rechinaran los dientes y rápidamente se prefirió que fuera retirado de circulación. Se dijo que había sido mal elegido. Aunque quizás había sido una buena elección. Es sin duda por esta misma razón por lo que la moral de Dogville provocó un escandalo. El jurado del festival de Cannes le reprochó su falta de humanismo. Esta carencia de humanismo reside sin duda en la idea de una justicia hecha a la injusticia. Una ficción humanista, en este sentido, sería una ficción que suprimiera esta justicia, borrando la propia distinción entre lo justo y lo injusto. Es exactamente esto lo que propone otra película, Mystic River, de Clint Eastwood. Em este film el crimen de Jimmy que, simplemente ejecuta a su excompañero Dave, queda impune. Es el secreto que comparten el culpable y su compinche, el policía Sean. Lo que sucede es que la culpabilidad conjunta de Jimmy y Sean excede lo que un tribunal puede juzgar. Fueron ellos los que, cuando eran niños, iniciaron al pequeño Dave en los juegos callejeros. Por su culpa, Dave fue detenido por dos falsos policías que lo secuestraron y violaron. Como consecuencia de este trauma, Dave se convirtió en un adulto problemático y sus comportamientos aberrantes lo designaron como el culpable ideal del asesinato de la joven... Es en el seno de esta violencia traumática que Jimmy mata a Dave, quienes, a su vez, es víctima de un trauma consecutivo a esta violación cuyos autores eran, a su vez, sin duda víctimas de otro trauma. Pero no es solamente el trauma de la enfermedad el que reemplazó a un escenario de justicia. La nueva ficción psicoanalítica se opone estrictamente a aquellas a las que Lang o Hitchcock pusieron su firma hace cincuenta años y en las que el violento o el enfermo se salvaba gracias a la reactivación del secreto oculto de la infancia. El traumatismo de la infancia se convirtió en el traumatismo del nacimiento, la simple desgracia propia a todo ser humano que consiste en ser un animal que ha nacido demasiado pronto. Esta desgracia de la que nadie puede escapar abroga la idea de una justicia hecha a la injusticia. No suprime el castigo. Sino que suprime su justicia.
Le devuelve a los imperativos de la protección del cuerpo social, que conlleva siempre, como ya sabemos, algunos patinazos. La justicia infinita adquiere entonces la forma "humanista" de la violencia necesaria para mantener el orden de la comunidad, exorcizando el trauma.
 Denunciamos alegremente el simplismo de las intrigas psicoanalíticas en Hollywood... Desde las curas exitosas de Lang o de Hitchcock al secreto culto y al trauma irreconciliable que presenta Clint Eastwood, reconocemos fácilmente el movimiento que va de la intriga del saber edipiano a la iireductible división de la ley y el saber que simboliza Antígona, la otra gran heroína trágica. Bajo el signo del Edipo, el trauma era el acontecimiento olvidado cuya reactivación puede curar la herida. Cuando Antígona, en la teorización lacaniana, reemplaza a Edipo, se instaura una nueva forma de secreto, irreductible a cualquier concimiento salvador. El trauma que la tragedia Antígona resume no tiene ni principio ni final. Es el malestar de una civilización en la que las leyes del orden social están minadas por aquello que las sostiene : las fuerzas de la filiación, de la tierra y de la noche.
 Antígona, decía Lacan, no es la heroína de los derechos del hombre que la piedad democrática moderna construyó. Es más bien la terrorista, el testigo del horror secreto en el propio fundamento del orden social. En efecto, en materia política el trauma toma el nombre del terror". 


 Los comentarios de Rancière son muy sugerentes. En primer lugar por la noción de Justícia infinita. El mal es tan profundo, que nunca lo eliminaremos. Lo único que podemos hacer es protegernos de él. Es un mensaje que políticamente es claro : la sociedad no tiene remedio, pero debe garantizar la seguridad. Es lo que defiende, por ejemplo, el liberalismo conservador de Freud. Antes que él, por supuesto Hobbes ( a quien Freud cita). Es la democracia fuerte y autoritaria que defiende hoy el partido republicano de EEUU, a quien Clint Eastwood apoya sin reservas. Es la desconfianza en la ley, pero no en nombre de unos derechos naturales sino en nombre de un Bien y un Mal absolutos. hay algo de redentor en la acción de Jimmy y algo de purificación en la muerte de Dave. Es como si se saldara algo pendiente desde la infancia. Pero es la víctima la que debe sacrificarse. Porque es el débil. Jimmy y Dave, de pequeños y mayores, representan de alguna manera la fuerza. Es el débil el que debe pagar por todos. Al final la deuda queda saldada.

 Me interesa también el paso, muy bien explicado, de Freud a Lacan, a través del desplazamiento de Edipo a Antígona. Lacan muestra a Antígona como el deseo que se impone a la ley. Lacan defiende este deseo porque es lo más propio, lo más profundo de nosotros mismos. La ley, el superyo, es una ficción social, también lo es el yo. Pero este deseo inconsciente es el que nos hace ser lo que somos. Si no lo seguimos nos condenamos ser marionetas sociales. Es fuerte pero este es el planteamiento.
 La última sugerencia de la película tiene que ver con Nietzsche. para él esta justícia infinita sería u n producto del cristianismo. El cristianismo ha introducido la deuda infinita con Dios. Nunca podemos pagarla. Dave, Jimmy, Sean tienen lo que se merecen. Todos lo tenemos porque todos somos hijos del pecado. Para Nietzsche la crueldad que hay detrás de este planteamiento es superior a cualquier castigo físico, por grande que sea. Todos somos culpables y lo somos siempre. Solo acciones redentoras, más allá de la ley y del derecho, pueden redimirnos.
  Las soluciones son más políticas que morales.. Porque la política es el buen gobierno y para gobernar bien hace falta una justicia que reconozca los derechos sociales y políticos de todos. Poner límites claros de lo que puede hacerse y no puede hacerse. Y cuando alguién no cumple las leyes hay que castigarle. Jimmy mata a Dave y es un asesinato. Debe pagar por lo que ha hecho. Cualquier justificación en nombre de lo que sea es una puerta abierta a la impunidad. No es la culpabilidad sino la responsabilidad la que debe regir el cumplimiento de las leyes. No hay redención, solo debe haber respeto. Somos lo que somos, buenos y malos en términos relativos. Bueno es que respeta al otro y malo el que le hace daño. Y que pague cada cual por sus acciones.
 "Mystic River" es una buena película pero es importante que sepamos pensar en lo que nos dice. Nuestro imaginario está poblado por identificaciones inconscientes que más vale hacer conscientes. No vale la identificación con Jimmy, es demasiado tramposa.



1 comentario:

  1. Hay que saber juzgar para interpretar bien esa película:

    http://www.homines.com/cine/mystic_river/index.htm

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