viernes, 16 de mayo de 2014

DELITOS Y FALTAS




Escrito por Luis Roca Jusmet
 "Delitos y faltas" me parece la mejor película de Woody Allen. Trata de dos historias paralelas que tienen como punto de connexión la comunidad judía de New York y un personaje secundario que tiene que ver tangencialmente con las dos historias. La primera historia es la de Judah, interpretado por un memorable Martin Landau. Un oftalmólogo de prestigio, padre de una familia burguesa aparentemente ideal, que se encuentra frente a un dilema moral asi hamleniano. El dilema moral es si asumir la responsabilidad de sus actos y confesar a su mujer que tuvo una amante o liquidar a esta amante. Aunque tuvo una educación religiosa estricta actualmente es un escéptico. Pero le queda el principio moral básico de respeto al otro. Esto hace que se sienta culpable de la decisión de eliminar al otro. El dilema moral es dramático y no trágico. Porque la tragedia es inexorable mientras que en el drama es uno mismo el que aparece como actor de los acontecimientos. Es la angustia del hombre moderno. La combinación de la culpa y el miedo parece que le conducen a una situación insostenible. Contrasta con su hermano, que es el perdedor, el malo, el mafioso. Pero vemos que su hermano, Jack, tiene unos principios éticos del que él carece. Estos principios son : la lealtad al otro, la palabra y la necesidad de no evadirse del mundo real, de dar la cara y no evadirse. No es una moral que le obligue respecto a los otros, porque es él el que propone matar a su amante. Pero Jack desprende, paradójicamente, de algo sólido de lo que Judah carece: autenticidad. Judah se muestra finalmente como lo que es : un hombre ambicioso y sin principios, cuyo único ideal es una vida confortable y un reconocimiento social. 

 Por otra parte tenemos a Clifford, interpretado por Woody Allen. Es un perdedor con pretensiones de luchar contra la injusticia. Pero en realidad es un oportunista que vive de su mujer y que solo busca su satisfacción personal, ya que solo está pendiente de sí mismo. A pesar de ello hay otro aspecto que presenta y que nos enternece, que es el de su humanidad. A través de su fragilidad y de su lucidez parece mostrar mejor que cualquier otro el aspecto más propio del ser humano : este deseo indestructible que nunca queda satisfecho, estas contradicciones del hombre mdoerno que le caracterizan.
 Frente a estos dos personajes, Ben ( amigo del primero y cuñado del segundo) representa la solidez de un creyente, con firmes convicciones sobre el orden moral del mundo, que le le permiten llevar con estoicismo su enfermedad y aser considerado y compasivo con los otros.
 El problema que plantea la película es, en definitiva, si es posible una moral sin religión. La respuesta parece ser que no.
 Hay un segundo mensaje, muy freudiano, sobre la imposibilidad de la felicidad en el ser humano. Pero al mismo tiempo conlleva un cierto mensaje consolador, que viene a decir la vida puede ser soportable a partir de las cosas cotidianas que nos producen una mínima satisfacción. Pero
cuando falta el calor que da sentido y valor a nuestra existencia, entonces no hay mejor opción que el suicidio. Sin razones, como el papel que deja el profesor diciendo simplemente "me voy".
 Hay otras muchas aportaciones, como una excelente descripción del amor por parte del viejo filósofo, en la que dice que buscamos en el enamorado una de las figuras que quisimos en la infancia, pero sin sus defectos. Es decir, la imposibilidad de una repetición que se niega a sí misma. Me parece igualmente interesante la frase de Allen cuando dice que en su barrio eran demasiado pobres como para pensar en suicidarse.
 Mensaje bastante escéptico, diría, de un Woody Allen en uno de sus mejores momentos. Me parece una de las películas más freudianas que he visto.Todo muy mesurado, sin excesos, con un ritmo bien sostenido y un resultado que me parece genial.

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