El sitio de Viena. Huellas de Fritz Lang
Carlos Losilla
Carlos Losilla
Notorius Ediciones S.L., 2007
Texto escrito por Luis Roca Jusmet
Podríamos considerar este libro como una obra sobre Fritz Lang. O quizás más ampliamente como un libro de cine. Pero me parece más interesante leerlo como el relato de una experiencia interior, del itinerario de una búsqueda vital, a la vez intelectual y emocional, a través del rastro del cine de Fritz Lang. Y no sólo el cine sino también del personaje, que como muy bien plantea el ensayo está en el límite entre la realidad y la ficción, cuya relación es uno de los ejes temáticos del libro.
Podríamos considerar este libro como una obra sobre Fritz Lang. O quizás más ampliamente como un libro de cine. Pero me parece más interesante leerlo como el relato de una experiencia interior, del itinerario de una búsqueda vital, a la vez intelectual y emocional, a través del rastro del cine de Fritz Lang. Y no sólo el cine sino también del personaje, que como muy bien plantea el ensayo está en el límite entre la realidad y la ficción, cuya relación es uno de los ejes temáticos del libro.
Es
una obra de la que se ha de decir que es arriesgada tanto en el
registro personal como en el teórico. El riesgo personal consiste en
atreverse a mojarse con la propia biografía de una manera que hace
evidente su veracidad. El riesgo teórico en las apuestas explicativas
que constantemente nos plantea: Afirmaciones discutibles, a veces poco
argumentadas pero que siempre aparecen como producto de una elaboración
reflexiva, nunca como algo gratuito. Pero no nos engañemos, ni es ni
pretende ser un libro académico, como se manifiesta en la actitud del
autor de negarse a justificarse con citas bibliografías o notas a pie de
página. Es un texto muy libre en el que Carlos Losilla, crítico de cine
y profesor de la Universidad Pompeu Fabra, no nos quiere demostrar nada
sino simplemente transmitir una aventura interior para quien quiera
acompañarle. Podemos criticarle una excesiva dispersión, que se
manifiesta por ejemplo en la cantidad de nombres propios ( que en su
mayoría no resultan familiares para la mayoría de los lectores, hace que
sea a veces difícil seguir el hilo de los personajes. O también un
cierto carácter desmesurado, por el exceso de interpretaciones y
afirmaciones constantemente plantea sobre temas de filosofía, historia y
literatura. Pero no importa, porque es un libro apasionante, bien
escrito y lleno de sugerencias para el lector inquieto. Hay dos cosas
que me han parecido espacialmente interesantes. La primera es la
presencia de lo que los surrealistas llamaban “azar objetivo, que se
contrapone a la idea metafísica de destino. Si éste quiere decir que las
cosas ocurren necesariamente porque responden a un plan preconcebido,
la anterior quiere decir que las cosas ocurren de forma contingente pero
que hay coincidencias que sin dejar de serlo abren un sentido
enigmático a la narración. La segunda es la reflexión constante sobre
las filiaciones simbólicas e imaginarias que condicionan los
acontecimientos, que les dan una lógica de la que es difícil sustraerse.
El azar y la necesidad, como se dice desde Demócrito.
Es
un recorrido singular, pero que tiene mucho de particular y también
algo de universal. Lo que tiene de particular es generacional y aunque
este término cueste mucho de delimitar quizás Carlos Losilla pertenece a
un amplio espectro de los nacidos en los años cincuenta en cualquier
ciudad europea. Aunque nacido en 1960 y por lo tanto en el límite de
esta generación, pienso que pertenece más a ésta que a la posterior de
los nacidos en los años sesenta. Y a falta de tradición comparte con
ellos ( con nosotros ) un imaginario esculpido por la literatura, la
música y el cine que se convierte en lengua común y que seguramente es
nuestra única patria. Y digo también universal porque están reflejados
muchos de los temas radicales de la condición humana: el sexo, la
muerte, el amor, la paternidad, el miedo... pero la gracia es que no se
abordan a través de abstracciones sino de referencias culturales muy
concretas, muy palpables.
Por
supuesto no podemos olvidarnos de este comentario ni del cine ni de
Fritz Lang. El cine, quizás el lenguaje propio del siglo XX se trata en
el libro con una cierta con una melancolía porque quizás no será el del
siglo XXI. Fritz Lang representa además uno de los maestros más
carismáticos de una generación cuya genialidad pertenece a un mundo
acabado y que seguramente no se repetirá nunca. En todo caso vale la
pena leer el libro y por supuesto repasar toda la filmografía del gran
Fritz Lang. Esta es mi invitación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario